Re(1): Parte 2. Posted on 5/5/2025 at 10:33:35 PM by LagartoJuancho
La pandemia, cuyas consecuencias seguimos sufriendo, tanto físicas e individuales como colectivas, son muy significativas. Se puede hablar de un efecto de no retorno, de un antes y un después. Pero la pandemia ha traído sus bondades. Muchas personas han descorrido un velo que les impedía la visión y la comprensión de otra realidad, más allá de lo aparente. Hasta entonces, éramos contados los que hablábamos del Nuevo Orden Mundial, de los Objetivos del Milenio, de la Agenda 2030, de la ONU como organismo nefasto, del Club Bilderberg y otras pantallas de la masonería. Ahora se divulga esto ampliamente, y eso se lo debemos a las grandes mentiras sobre la pandemia.
La riada de Valencia también hizo de despertador, sobre todo cuando se le explicó a la población cómo, amparados en la circunstancia de la gota fría, tan típica en la región, se aprovechó para poner en marcha un acto terrorista de geoingeniería, con el fin de destruir una zona que necesitaban para los paneles fotovoltaicos, necesarios para la IA que controlará las “smart cities” o ciudades inteligentes. Es terrorífico, lo sé. Pero no olvidemos que estamos ante psicópatas de alma calcificada o carentes de ella.
Somos tan fácilmente manipulables e impresionables como lo eran los primitivos ante los eclipses que tan bien supo rentabilizar el poder en ciertas culturas. Nos han convertido en tecnófilos gaznápiros que nos derretimos ante los nuevos artilugios con la misma fascinación de los indígenas ante los “juguetes” mágicos de los conquistadores. Hemos perdido esa prevención razonable ante lo desconocido –que aún conservan los animales–, y que nos ha permitido sobrevivir.
¿Toda esta reflexión para hablar del apagón? Así es. Porque es necesario echar una mirada a lo que somos individual y colectivamente dejándonos fascinar por todo lo novedoso con promesas de bienestar, felicidad e incluso inmortalidad. Es cierto que muchas de las innovaciones nos hacen vivir mejor, pero otras no; y responden a intereses de unos cuantos listos, cuando no desequilibrados mentales con oscuros fines. ¿Es mejor la energía de los paneles solares que la de las centrales eléctricas o las nucleares? ¿Son los coches eléctricos mejor que los de gasolina o diésel? Nuestro problema es una falta total de información y una credulidad mayúscula en las autoridades e instituciones corruptas, como la Comisión Europea, la citada ONU con sus organismos internacionales, el Club de Roma y decenas de fundaciones de falsos filántropos, oenegés y chiringuitos de nombres rimbombantes que muy poco tienen que ver con lo que enuncian. Estos son los inspiradores de falsos cambios climáticos, porcentajes de bajas emisiones, huellas de carbono, pases sanitarios, tarjetas verdes, impuestos a todo, en definitiva, prohibiciones y restricciones de todo tipo, que nos hacen la vida cuesta arriba. Hay que rebelarse contra todo esto.
Tenemos el problema de ser demasiado obedientes. Acatamos cualquier iniciativa, aunque reconozcamos que es contraria a la lógica y el sentido común, a nuestra herencia cultural y espiritual, sobre todo, si nos la vende un “experto” ad hoc o algún personaje televisivo o farandulero. Es necesario aprender a dudar y a tamizar. No lo hacemos porque la distracción es grande y en nuestras manos tenemos un poderoso juguete, tan peligroso como “una navaja de afeitar en manos de un infante”, que decía Salvador Freixedo en relación a las “pantallitas”. Hoy, el pan y circo, es servido a domicilio las veinticuatro horas, y es más venenoso y adictivo que nunca.
A una sociedad así es fácil engañarla, manipularla y hacerla entrar por el aro. Lo que está ocurriendo en la actualidad es un suicidio colectivo. De hecho, los grandes promotores del “no tendrás nada y serás feliz” son los mismos que promueven el transhumanismo, del que hablamos en párrafos anteriores; es decir, la simbiosis entre el humano y la máquina. La gran mayoría está encantada de no tener que aprender datos de memoria porque la nube contiene toda la información. ¿Pero quiénes son los dueños de la nube? ¿Podemos confiar en algo que nos pueden arrebatar en un santiamén? ¿Dónde estuvo la nube el día 28 de abril? Este fue un día importante. De pronto, y sin previo aviso, nuestra torre de Babel se derrumbó y fuimos conscientes del gran engaño de nuestro mundo virtual y vulnerable. Algo tan cotidiano como calentar la leche del niño, hablar con nuestra familia o escuchar la radio se hizo imposible, y las diez horas parecieron días.
¿Hemos aprendido algo? Es evidente que sí. Hemos visto que sin dinero físico no se puede comprar; que las tarjetas y los bizum no sirven cuando más los necesitamos; que los coches eléctricos son un fiasco; que los desprestigiados combustibles fósiles dieron vida a los generadores, gracias a los cuales los hospitales y otros servicios siguieron funcionando. Y muchos se dieron cuenta de que padecían una adicción severa al teléfono móvil.
Sería bueno reflexionar sobre el mundo que queremos y nuestras prioridades. Es urgente activar la responsabilidad y el sentido común; aprender a pensar por nosotros mismos, a dudar e informarse antes de acatar, y dejar a un lado los esnobismos y la fascinación por todo lo nuevo; ser más auténticos y, sobre todo, no fiarnos de las mentiras propagandísticas de los gobernantes y “expertos”, vendedores de falsos bienestares, que se han hecho millonarios con nuestro dinero. No les entreguemos nuestra confianza, y mucho menos, nuestro miedo. Viven de nosotros, nos parasitan y para ellos somos simplemente un rebaño al que tienen que pastorear. Por eso nos alimentan con pienso y hierba y nos estabulan. Y el ser humano necesita más, porque es mucho más que un cuerpo que se enferma y envejece.
Se está librando una guerra espiritual sin precedentes, y si no entendemos esto no podremos hacer análisis certeros. No permitiremos que nos roben nuestra independencia y nuestro libre albedrío; que nos congelen el alma y nuestro alimento divino. Con eso no podrán, aunque derriben todas las cruces del mundo, dinamiten todos los templos, tapen el Sol con sus tóxicos malignos y causen apagones.
Nuestra lámpara seguirá alumbrando. Resistiremos y continuaremos haciendo la guerra desde nuestro rincón de paz. Replies:
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Gracias por sus intervenciones en este foro, recuerde que los temas relacionados con la Armada deben ser tratados en el foro de la Armada española pudiéndose tratar en este mismo foro si fuere necesario para el adecuado desarrollo del tema que se está tratando en mensajes anteriores.