Por el foRRo de los ... Posted on 12/7/2025 at 01:15:49 PM by Medicodelamutua
Cuando regresé, la Taylor aún estaba allí...
¡Uy no¡ Perdón...
Me he equivocado.
Volvamos a empezar.
Cuando regresé, la Taylor ya no estaba allí... Ni los pedazos de la guitarra tampoco...
-Que raro... ¿Se ha ido o se la han llevado? ¿Y los trozos de la guitarra? - pensé.
Más raro aún... El piso tampoco estaba...
Miré alrededor. Ése no era mi piso, me había confundido.
- Joder, que mal estoy- volví a pensar. Y retrocededí de espaldas hacia la puerta, la abrí, y salí.
Ya en el rellano reflexioné.
- Si no es mi piso, ¿Cómo coño he entrado con mi llave?
Miré el dorado número sobre la puerta: 616... Era mi piso...
Volví a entrar y encendí la luz. Mi piso era mi piso, pero victima de una invasión de madera...
Los muebles Luís XV habían llegado.
Y algo más
Completamente desnuda, con los ojos azul acero clavándose en mí, las piernas ligeramente entreabiertas, sentada en un sillón Luís XV, la Taylor me contemplaba con gesto duro:
-Hola gilipollas... ¿Dónde has estado todos estos días?...
Si ella lo supiera.
Miré a derecha e izquierda, de soslayo, disimuladamente. La barra de iridio no se veía por ninguna parte.
Estaba perdido.
Entonces ví que la Taylor llevaba un collar ortopédico apenas visible. Éso podía ser mi salvación...
-Gilipollas, repite conmigo: "los españoles somos unos mundindis y nunca tendremos un portaviones CATOBAR"...
-Puta asquerosa- pensé, tratándo de mantener la calma.
-Gilipollas, repite conmigo: "los españoles nunca cerraremos el estrecho de Gibraltar, porque papito Trump no nos va a dejar"...
-Hija de puta asquerosa- pensé. Ya perdía la paciencia.
-Gilipollas, repite conmigo: "Gibraltar, Ceuta y Meli...".
Su voz se cortó en seco. Sus ojos azul acero se habían vidriado. Su collarín ortopédico (de diseño, casi invisible), había volado por los aires y ahora colgaba de una lámpara.
Mi pié derecho permanecía incrustado en su mandibula.
Una bella rotura múscular me ardía en la pierna derecha.
Bajé la pierna.
Me dí la vuelta y me dirigí cojeando a la puerta.
A mis espaldas se oía un ruído gutural. La Taylor trataba de hablar o de respirar.
En la calle, a cuarenta y nueve grados centígrados, me pusé a filosofar.
"Las verdades a veces es mejor callárselas".
Me subí en el primer taxi que paró.
-A casa del Jordano.
El taxi arrancó. Sin preguntas.
En esta ciudad todos saben quién es el Jordano.
El sol y la calima pintaban el atardecer de cansacio.
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Gracias por sus intervenciones en este foro, recuerde que los temas relacionados con la Armada deben ser tratados en el foro de la Armada española pudiéndose tratar en este mismo foro si fuere necesario para el adecuado desarrollo del tema que se está tratando en mensajes anteriores.