Re(1): Parte 2. Posted on 7/5/2025 at 09:38:53 PM by LagartoJuancho
Estos son, en gran medida, los orígenes del alucinado ataque al término “Reconquista”, llegando incluso a denominar al “Al Ándalus” como la primera y verdadera España.
Fruto de “La Ilustración”, la animadversión a España, y sus derivadas actuales Woke y similares, son los ya seculares abandono y desprestigio de la Historia y las fuentes clásicas. Y, concretamente, la versión de la fácil conquista mahometana de Hispania, basada fundamental y simplemente en su falta de cohesión interna y en su retraso cultural y religioso.
Un repaso a la Historia ocultada
Pero, ¿realmente fue así? De la mano de Complot contra la Iglesia hemos visto una visión alternativa, anclada en la historia, en la queda demostrado fehacientemente que el pueblo judío seguidor del Talmud tuvo un papel trascendental en “La Pérdida de España”.
Pongamos ahora tres apuntes más que no aparecen en la citada obra.
Shlomo Sand, historiador y profesor de la Universidad de Tel Aviv (Austria, 1946), basándose en Ibn Jaldún (1332- 1406, sabio e historiador de origen andalusí), escribió en 2008 en su The Invention of the Jewish People (La invención del pueblo judío):
… “El conquistador Tariq ibn Ziyad pertenecía a la tribu nafusa (de confesión judía), la misma tribu de la Reina Kahina. Si en 711 Tariq ocupó un puesto tan destacado, es muy probable que en 694 fuera un soldado en el ejército judío de Kahina. … Con gran seguridad Tariq era un judío que se convirtió al Islam”.
Como se puede leer fácilmente en internet (jewishencyclopedia), Kaula al Yahudi (685-718) fue un judío subordinado a Tariq en la Península, que mandó a los sefarditas y bereberes que lucharon en la conquista y ocuparon diversas poblaciones. Según la «Jewish Encyclopedia», La Enciclopedia Judía editada por hebreos y considerada como una de las obras judías académicas más monumentales:
“… Los judíos, bien directamente o mediante sus correligionarios en África, incentivaron a los mahometanos a conquistar España y los recibieron como a libertadores. Después de la batalla de Jerez (711), en la que los judíos africanos lucharon con valentía bajo las órdenes de Kaula al-Yahudi, y en la que el último rey gótico, Rodrigo, y sus nobles, murieron, los conquistadores Musa y Tarik consiguieron una victoria tras otra. Conquistaron las ciudades de Córdoba, Málaga, Granada, Sevilla y Toledo, donde pusieron al mando a sus habitantes judíos, a los que los árabes habían armado. Los vencedores quitaron las prohibiciones que oprimían tan gravemente a los judíos, y les permitieron libertad religiosa total, obligándoles sólo apagar un dinar de oro per cápita (Adolfo de Castro, Historia de los Judíos en España; G. van Vlooten, Recherches sur la Domination Arabe, Amsterdam, 1894).
En Romances e canções sefarditas (s. XV a XX; traducidos del judeo-español por Leonor Scliar-Cabral. São Paulo: Massao Ohno, 1990. Pag. 65) se puede leer:
“La invasión musulmana en 711, dirigida por Muza ben Nossair (musulmán) y por Tarik, reconocido como judío de la tribu de Simeón, encontró fieles aliados en los judíos, como uno de los líderes de la batalla de Guadualete, Kaula al-Yahudi, cuando la monarquía visigoda fue derrotada”.
La web “Sefardíes – Información sobre la cultura e historia sefardí”, dice para la fecha del 4 de abril de 711:
«Invasión musulmana de la península en el mes de abril de 711. Comienza un período de auge judío en la España islámica. La invasión se produce al mando de Abu Abd ar-Rahman Musa ibn Nusayr ibn Abd ar-Rahman Zayd al-Lajmi, conocido en la tradición española como Muza (militar yemení, gobernador y general de los Omeyas, que tenía 71 años de edad -Nació en 640 y falleció en el 716-), y Tarik ben Ziyad, general bereber (fallecido en 720), al que algunos dicen que se reconoce como judío de la tribu de Simeón. Las crónicas árabes anónimas, los “Ahkbar Machmúa”, que relatan la llegada de los musulmanes ese año, dan fe de la presencia de tropas judías luchando junto a los árabes al mando de Kaula al-Yehudi, y de la creación de guarniciones hebreas en Granada, Córdoba, Sevilla y Toledo, probablemente con los elementos judíos de las propias poblaciones, a los que se les unirían algún tiempo después los mercaderes hebreos que acompañaban habitualmente a los contingentes militares islámicos. La llegada de los musulmanes significó para la oprimida minoría sefardí un alivio en sus persecuciones. Considerados al par que los cristianos “gentes del Libro”, con la Biblia como base para sus creencias, se abrió para ellos bajo el Islam una época de tolerancia, si bien con ciertas restricciones: “tenían que usar trajes que les identificaran; no podían utilizar caballos de monta; recitarían sus oraciones en voz baja; nunca sus casas o sus sinagogas podrían superar una determinada altura”. El nuevo poder les convirtió en gentes protegidas, “ahl al-dimma”, “gracias a esto pudieron desenvolverse y prosperar algunos centros de población casi enteramente judía como era Lucena, o de gran densidad judaica como Granada”. El día 19 de julio de este año tiene lugar la conocida como Batalla de la laguna de La Janda o del Guadalete (Cádiz), en el lugar que los cronistas árabes denominan Vadi Lakka, y cuya situación geográfica es incierta (quizá las estribaciones del río Guadalete, o las del río Guadarranque o tal vez las cercanías del lago gaditano de La Janda), las tropas del rey visigodo don Rodrigo (710 – 711), formadas por 40.000 hombres se enfrentaron con las de Tarik, en las que se agrupaban unos 25.000 combatientes, de los cuales 7.000 pertenecientes al ejército de Tarik, más 5.000 refuerzos enviados por Muza, junto a numerosos judíos y partidarios del hijo de Vitiza (sic). Las tropas musulmanas derrotaron a los visigodos, emprendiendo el camino hacia Toledo.
El medio milenio tras la Reconquista
Con posterioridad a la conquista musulmana, el Estrecho contempló el trasiego de almorávides (monjes-soldados de tribus nómadas del Sáhara; 1086-1155), almohades (1155-1269) y benimerines (1269-1340); bereberes (antes llamados berberiscos) `marroquíes´ los dos últimos.
Teniendo presente que todos los reinos hispanos de la Reconquista aspiraban a reconstruir la Hispania visigoda, hay que recordar que Juan I de Portugal reconquistó Ceuta en 1415. Pero la que luego sería nuestra hermana separada, gracias a la inestimable ayuda de la Pérfida Albión, también ocupó las siguientes plazas, citadas de Este a Oeste: Alcázar Seguer (entre 1458-1550), Tánger (1471-1661), Arcila (1471-1589), Graciosa (1489), Casablanca (1515-1755 Casa Branca, San Juan de Mamorra ó Anafé), Azamor (1513-1541), Mazagán (El Yadida, 1513- ¡1769!), Safi (1488- 1541), Aguz (Souira Guedima, 1506-1525), Mogador (Essaouira, 1506-1525) y Agadir (Santa Cruz do Cabo de Gué 1505-1541) Souira Guedima. La derrota en Alcazarquivir en 1578 (ó la Batalla de los Tres Reyes, siete años después de Lepanto), en la que murió el rey Sebastián I dejando abierto el camino del trono a Felipe II, marcó el fin de los intentos portugueses por conquistar Marruecos. Después de la separación portuguesa de la Monarquía Hispánica en 1640, solo reconocida en 1668 tras la firma del Tratado de Lisboa, el reino de Portugal siguió manteniendo las plazas de Tánger (donada a Inglaterra en 1661), Casablanca y Mazagán. En 1492 se puso fin al poder islámico en la Península, y Pedro de Estopiñán conquistó Melilla en 1497, persiguiendo también frenar la piratería berberisca; esto ocurrió 18 años antes de la incorporación de Navarra a España. Ceuta se incorporó en 1580. El Cardenal Cisneros, como regente y en lucha contra los piratas berberiscos y turcos, propició la ocupación de las plazas piratas de Mazalquivir (1505), Peñón de Vélez de la Gomera (1508-1522 y desde 1564), Orán (1509), Bugía (1510) y Trípoli (1510). Pero la mayor parte de las mismas se perdieron y durante la Monarquía Hispánica de Felipe II solo se conservaban Ceuta, Melilla, el Peñón de Vélez de la Gomera, Orán-Mazalquivir en el Mediterráneo, y Tánger, Mazagán y Casablanca en el Atlántico.
La presión Mediterráneo-Atlántico, tras la determinante caída de Constantinopla (1453) y la consiguiente consagración del poder Turco-Otomano, junto con la Norte-Sur española, dominó el siglo XVI. Hubo un momento estelar en que eran españoles muchos puntos estratégicos desde la Tripolitania (Libia) hasta las Islas Afortunadas. Fueron años de importantes combates para nuestras armas, tanto en el Peñón de Vélez (desde 1564), Islas de Alhucemas (cedidas desde 1559 por el Sultán Muley Abdalá a cambio de protección contra las otomanos), Peñón de Alhucemas (desde 1673), Cazaza (1505-1532), Hona/Honaine (1531-35), Tremecén (1542-43, aunque durante el medio siglo posterior fue tributaria del Gobernador español de Orán), Mazalquivir (Pero Niño en 1404; 1505-1708 y 1732-1791), Orán (1505-1708 y 1732-¡1792!), Mostaganem (1510, 1543, 1547 y 1558), Argel (1516, 1518, 1541, 1775, 1783 y 1784), Peñón de Argel (1510- 1529), Tedles (1510), Bugía (1510-1555), Bona (1535-1540), Isla Tabarca (1540), Bizerta (1535-1573), La Goleta (1535-1574), Túnez (1535-1574), Susa (1541-1550), Monastir (1541-1550), Querquenes (1574, 1576), Mahdía (1550-1553), Gelves (1510, 1520 y 1560), y Trípoli (1510-1530, cuando fue cedida a la Orden de Malta, quien la perdió en 1551). En las costas atlánticas de África, además de Las Canarias, conquistadas entre 1478 y 1483, y las plazas hispano-portuguesas citadas, se ocupó Santa Cruz de la Mar Pequeña (1476-1524; torre construida en 1476 por Diego García de Herrera en Puerto Cansado), así como otros tres asentamientos hacia Bojador que pronto se perdieron; también Larache (San Antonio de Alarache,1610-1689) y La Mámora (San Miguel de Ultramar, 1614-1681, nido de piratas ingleses). Replies:
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Gracias por sus intervenciones en este foro, recuerde que los temas relacionados con la Armada deben ser tratados en el foro de la Armada española pudiéndose tratar en este mismo foro si fuere necesario para el adecuado desarrollo del tema que se está tratando en mensajes anteriores.